Con esperanza
Ante cada cambio de estaciones, me gusta reflexionar y seguir adelante, aprender de lo que hemos crecido en la última estación y comenzar a planificar la próxima. En este 2020, cada semana puede parecer una nueva estación, los diferentes climas políticos a nivel mundial, el fallecimiento de personajes importantes, sin mencionar la pandemia. Este no es un año o una estación para la cual cualquiera hubiera podido prepararse.
Santiago 5:8 dice, “Así también ustedes, manténganse firmes y aguarden con paciencia la venida del Señor, que ya se acerca.” En medio de una pandemia mundial y de una agitación social y política, la esperanza puede parecer algo lejano e imposible. No obstante, ella seguirá siendo la única fuerza positiva que nos pueda impulsar hacia adelante. Abandonar la esperanza lleva a la complacencia, a la dejadez, a rendirse. He descubierto en mi vida personal que, al perder la esperanza, pierdo de vista la Luz en el mundo y me encuentro con el verdadero caos. Como dice Santiago, "[...] se acerca la venida del Señor". Lo que hoy vivimos también pasará, pero la pregunta es, como pueblo, ¿saldremos de esto unidos y unidas o más divididos que nunca?
En tiempos de incertidumbre, hago memoria de las palabras de Gandhi: "Sé tú el cambio que deseas ver en el mundo". Este es un momento bisagra en la historia, un momento para que la humanidad se una o se desmorone. Con esperanza y en comunidad, podemos alcanzar cualquier cosa. Una pandemia mundial no es un período histórico fácil de atravesar y puede ser sinceramente agotador. La vida no es una vida edulcorada en este momento, lo que hace que sea aún más fácil caer en sentimientos de desesperación. Proverbios 31:16-17 dice: “Calcula el valor de un campo y lo compra; con sus ganancias planta un viñedo. Decidida se ciñe la cintura
y se apresta para el trabajo." En resumen, si te propones algo, puedes hacerlo y lo harás.
Imaginemos lo que podríamos lograr si las personas pensáramos y actuáramos como un nosotros, un nosotras. Asumir nuevamente una conciencia colectiva y "tratar a las demás personas como deseamos ser tratados y tratadas". Para vivir comunitariamente, imagino una comunidad en la que nos apoyamos y protegemos mutuamente. Donde la niñez no pasa hambre, donde los lugares de culto son seguros y donde las personas no corren peligro por el color de su piel o por su sexualidad.
Cuando, siendo aún una niña, me contaron por primera vez el versículo de Miqueas 6: 8, me aferré a él como un modo de vida y he seguido utilizándolo como mi guía. Miqueas dice: Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios.” La comunidad utópica que anhelo, es una que busque justicia, que ame la misericordia y que camine humildemente; una sociedad que ve a cada persona como un prójimo o una prójima que merecen bondad y compasión. La pregunta que nos queda es ¿por qué tal comunidad es solo un sueño?
Juntos y juntas no tardaríamos en crear una nueva realidad.
— Katelyn R. Cody
Iglesia Unida de Canadá
Iglesia Unida de Canadá
Como estudiante postsecundaria a tiempo parcial, Katelyn pasó su cuarentena en casa de sus padres y reconectándose con su familia. El peregrinaje de Katelyn con la CMIR comenzó en 2017 Alemania, donde participó como delegada juvenil en la Asamblea General. Luego viajó a Guyana en el otoño de 2018 para su Asamblea General.