Toda nuestra ansiedad puesta en Dios
Una de las características de la gente de este siglo es el manejo de mucha ansiedad, pues, vivimos tan cargados de trabajo y a la vez tan desesperados que en cualquier momento sentimos que el pecho nos quiere estallar.
Sin embargo, en lo que va de este año 2020 la ansiedad se ha disparado en casi toda la población mundial porque, a acusa del Covid-19, hemos tenido que estar encerrados en casa por mucho tiempo.
Mucha gente está temiendo a contagiarse o a recibir la noticia de que algún ser querido está enfermo o ha muerto por la pandemia, además tenemos grandes preocupaciones porque no sabemos qué pasará con la economía en el futuro.
Frente a este panorama, sería pertinente escuchar la voz del apóstol Pedro, cuando dice: “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. (1 Pedro. 5.7).
Si nos fijamos bien, el apóstol no ha dicho que no podemos tener ansiedad o que no la tendremos, puesto que él sabe que en nuestra condición humana las preocupaciones podrían tomar el control de nuestras vidas, talvez él siempre recordó que una vez casi se hunde en el mar frente a Jesús porque no supo controlar el temor.
Pero Pedro tampoco está diciendo que manejemos la ansiedad por nuestra propia cuenta, mucho menos está queriendo enseñarnos a mantener una postura de seres fuertes frente a Dios o de personas que no sienten miedo por las situaciones difíciles.
El texto nos invita claramente a llevar a Dios nuestra ansiedad, es decir, a abrir el corazón delante de Dios. Siempre sabiendo que él nos conoce completamente, pero que como un acto de fe debemos ser sinceros delante él y decirle cómo realmente nos sentimos a causa de esta u otra situación.
Pedro sabía bien que Dios conocía de los dolores humanos y que no ignoraba los motivos, las dimensiones y las consecuencias de nuestra ansiedad porque en Cristo estuvo entre la humanidad, caminando con la gente y sufriendo sus dolores, por eso invita a los hermanos a que no pongan su ansiedad en ninguna otra parte, sino en Dios, porque él tendrá cuidado de nosotros.
El versículo no da detalles de la manera en que Dios manejará nuestra ansiedad, pero ese es un asunto que a Pedro parece no preocuparle también sabe que el futuro está en las manos divinas tal como estuvo el presente y el pasado.
Como ser humano siempre también he sido tocado por altos niveles de ansiedad, pero igual que Pedro, estoy aprendiendo a llevarlas al Señor, a dejarlas a sus pies y a esperar que él tenga cuidado de mí, como lo tiene de cada uno de ustedes también.
—Jeremías Brafett Jhonson
Pastor de la Iglesia Evangélica Dominicana
Director del Programa de Estudios Teológicos de la Iglesia Evangélica Dominicana
Director del Colegio Evangélico Emmanuel
Maestro de Filosofía y Español en la Universidad Nacional Evangélica
Pastor de la Iglesia Evangélica Dominicana
Director del Programa de Estudios Teológicos de la Iglesia Evangélica Dominicana
Director del Colegio Evangélico Emmanuel
Maestro de Filosofía y Español en la Universidad Nacional Evangélica