Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. —Romanos 8:22-25
La CMIR y CANAAC El documento de visión y de directivas del Concilio de Área del Caribe y América del Norte (CANAAC) de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR) establece que hemos asumido un compromiso mutuo como líderes denominacionales y como miembros de toda la región del Caribe y de América del Norte con miras a un crecimiento y al apoyo mutuos, y a vivir como ejemplos del fruto de los mandamientos que Jesús nos ha transmitido en su Palabra. Esta declaración está en consonancia con la visión de la CMIR, que incluye un llamado a la comunión y al compromiso con la justicia. Desarrollamos esta tarea, y nos comprometemos en nuestros relacionamientos, como una manera de demostrarle al mundo aquello que es posible cuando creemos y actuamos en el amor de Cristo. Con esto en mente, y de acuerdo con el llamado de Jesús a la unidad, al amor y a la difusión de su Palabra, intentamos vivir en un mundo circunscrito por la Comunión... Comunidad... y Shalom... aunque sabemos que esta no es nuestra realidad actual. Nuestro permanente dilema Las noticias que cotidianamente recibimos están repletas de historias de conflictos mundiales, de guerras y de sus nefastas consecuencias, de atrocidades, de injusticias perpetradas por países y por tribus contra otros países o grupos con los que no están de acuerdo o a los que desprecian. Ninguna nación o pueblo está exento de esta realidad. Para quienes nos consideramos personas cristianas, esta situación no es una sorpresa. Sabemos que nuestro mundo está sufriendo, que las cosas no son como deberían ser, y entendemos que esto, desde una perspectiva bíblica, es el resultado de una separación de Dios, el resultado de nuestro pecado. En el pasaje de Romanos 8 que citamos, el apóstol Pablo reconoció esta realidad hace casi 2000 años. A pesar de nuestras mejores intenciones, a pesar de nuestro anhelo de comunión, de comunidad y de Shalom, esta armonía ha sido difícil de alcanzar y, a veces, hasta parece imposible. La palabra hebrea "Shalom" implica ... paz, seguridad, prosperidad, bienestar; integridad y totalidad. También tiene elementos positivos comunitarios y de mutualidad relativos a la seguridad, a la protección, a los sentimientos de satisfacción, al bienestar y al buen-vivir. ¡Cuánto se ha alejado nuestro mundo de este ideal! Comunión, comunidad y shalom en nuestro mundo A lo largo de la Biblia, siempre que vemos atisbos de la shalom de Dios, éstos casi siempre se evidencian en su pueblo viviendo en comunidad, en diversos grupos que acuerdan reunirse en una relación profunda que honra la persona y la obra de Dios. En el Nuevo Testamento, Hechos 2 documenta la llegada del Espíritu Santo en una reunión de quienes seguían a Cristo en Pentecostés. El poder del Espíritu Santo se derramó sobre personas de numerosas tribus y lenguas, y hubo comunión con Dios, una comunidad holística entre sí y un sentimiento de shalom entre la multitud. Este es el deseo de Dios para nosotros y nosotras hoy: que vivamos en la realidad de esta comunión, comunidad y shalom. Ahora bien, ¿es posible esta atmósfera de armonía para nosotras y nosotros en el siglo XXI? Creo que sí, y debe empezar por la Iglesia. Quienes somos las personas beneficiarias de la muerte solidaria de Cristo en la cruz, de su resurrección, y que somos todas receptoras del poder del Espíritu Santo, según las promesas de Cristo, debemos allanar el camino en la demostración de esa condición bíblica de shalom. Mis recientes semanas Pocas semanas atrás, en el Domingo de la Transfiguración (19 de febrero, según el calendario litúrgico), prediqué un sermón titulado Dios nos está transformando, en el que reflexionaba sobre el hecho de que el Espíritu Santo ha sido visible a lo largo de los siglos obrando para transformarnos en las personas que Dios quiere que seamos. La presencia del Espíritu puede percibirse en el rostro radiante de Moisés cuando recibió las tablas de la ley (Éxodo 34:29), en el rostro y en las vestiduras de Jesús brillando como un relámpago en la Transfiguración (Mateo 17:1-3), y en las "lenguas de fuego" sobre las cabezas de las personas creyentes en Pentecostés (Hechos 2:3-4). Este es el mismo espíritu que habita en cada persona creyente hoy. Por lo tanto, no tenemos excusa... Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa. (Romanos 1:20) También ha habido muchas personas mártires recientes que han vivido en la esperanza de la realidad de la shalom de Cristo, y de quienes podemos aprender, y por cuyas vidas damos gracias. Muchos de estos nombres me vinieron a la mente el mes pasado, cuando celebramos el Mes de la Historia Negra en Estados Unidos. Damos gracias por el reverendo Dr. Martin Luther King Jr.[1] y por muchas otras personas que decidieron vivir en la realidad de la shalom de Dios, incluso enfrentando la ausencia material de ese shalom. Ante todas las adversidades, Dios siempre prevalecerá - Él es... -- el Dios que da vida a los muertos y que llama las cosas que no son como si ya existieran. (Romanos 4:17) Volví a experimentar esta condición del "ya pero todavía no" de nuestro mundo en el retiro de oración de la Iglesia Cristiana Reformada hace unas semanas. Líderes y lideresas de la iglesia junto a pastores y pastoras de muchas naciones, razas y culturas detuvieron durante dos días sus actividades ministeriales y profesionales para acercarse a Dios en oración, y pudimos vislumbrar la bendición de la shalom de Cristo. Fue también durante este tiempo cuando nos anoticiamos de una serie de avivamientos que se estaban desarrollando en los campus universitarios de todo el país[2], y por todo ello damos gracias a Dios. En medio de nuestro caos y de toda confusión, Dios nos da destellos de su fidelidad y de su gloria. El resto de la narrativa Así que no perdamos la esperanza, Dios sigue en el trono, Cristo sigue resucitado y el Espíritu Santo sigue viviendo en cada personas que se manifieste cristiana. La Iglesia debe marcar el camino demostrando la presencia de la shalom incluso en medio del caos de las guerras, la enemistad y la lucha. Y si lo hacemos, Dios hará visible su poder y su presencia... Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día. Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno. (2° Corintios 4:16-18) Nuestra respuesta – Alabanza y adoración Como ya escribí en mi reflexión navideña en este mismo espacio, creo que, en medio de nuestro dolor, incluso cuando vivimos en la realidad del conflicto, tenemos el llamado a adorar y alabar a Dios. ¿Por qué? Porque quienes formamos la Iglesia, si somos obedientes, debemos reflejar la esperanza de Cristo... por lo cual oramos... pero oramos sabiendo dirigimos nuestra oración a un Dios de esperanza ilimitada. Oraciones por el mundo Teniendo en mente lo anterior... oremos para que, en todo, en toda circunstancia, podamos desarrollar la capacidad de vernos mutuamente como hijas e hijos de Dios - imagen del Dios que nos creó. Y sigamos orando por:
Además, sigamos orando por los gobiernos (especialmente en la región de la CANAAC) en tanto tratan de discernir las acciones adecuadas a tomar en nuestro mundo polarizado... La shalom es posible, y la Iglesia debe liderar el camino... con cada persona comprometiéndose de nuevo con este objetivo “Dios está haciendo espacio en mi corazón para la compasión: la conciencia de que donde empieza mi vida es donde empieza la tuya; la conciencia de que la sensibilidad a tus necesidades no puede separarse de la sensibilidad a mis necesidades; la conciencia de que las alegrías de mi corazón nunca son sólo mías, ni tampoco mis penas. Lucho contra la obra de Dios en mi corazón; quiero que me dejen en paz. Quiero que mis límites permanezcan fijos, para poder descansar. Pero incluso ahora, cuando me dirijo a Él en la quietud, Su obra es siempre la misma. Dios está ampliando los límites de mi corazón...” (Meditaciones desde el corazón, de Howard Thurman) Concluyo esta reflexión de la misma manera en lo hice en Navidad, reconociendo que todos los grandes conflictos a los que se enfrenta nuestro mundo se iniciaron debido a la premisa pecaminosa sostenida por algunas personas de que su pueblo - tribu, raza, país o nacionalidad - es superior al de aquellas personas a las que desean imponer su voluntad, dominar o subyugar. Si todas las personas que dicen ser hijas de Dios actuaran en consecuencia, y se trataran unas a otras como si fuésemos igualmente hijas e hijos de Dios, tal vez podría iniciarse una sanación. Por lo tanto, permanezcamos en oración por todos los males del mundo. Oremos por las necesidades de quienes habitamos la región de la CANAAC. Que quienes formamos la iglesia podamos guiar al mundo demostrando la esperanza que sólo viene de las premisas de Jesucristo - que sea así 'para que el mundo sepa' (Juan 17:21) que somos sus hijas a hijos. Colin P. Watson Sr. Co-Moderador, Comité Directivo CANAAC Director ejecutivo emérito – Iglesia Cristiana Reformada en los Estados Unidos de NA (CRCNA, por sus siglas en inglés) [1] Dr. King’s last speech in Memphis, Tennessee, USA (April 1968) included the words… “We as a people will get to the promised land…” [2] Initially begun at Asbury University, Wilmore, Kentucky, USA – February 8, 2023.
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Or nous savons que, jusqu'à maintenant, la création tout entière soupire et souffre les douleurs de l'accouchement. —Romains 8:22 (traduction Segond 21)
CMER et CANAAC Le document sur la vision et les orientations du Conseil régional des Caraïbes et de l'Amérique du Nord (CANAAC) de la Communion mondiale d'Églises réformées (CMER) stipule que c’est notre devoir de nous engager en tant que dirigeants et membres d’églises de la région des Caraïbes et de l'Amérique du Nord en direction d’une croissance mutuelle, d’encouragement et d’une vie illustrant les fruits que produisent pour nous les commandements de Jésus dans sa Parole. Cette déclaration est conforme à la vision de la CMER qui comprend un appel à la communion et un engagement pour la justice. Nous accomplissons ce travail, et nous nous engageons dans des relations, pour montrer au monde ce qui est possible lorsque nous croyons à l'amour du Christ et que nous agissons en conséquence. Dans cet esprit, et en accord avec l’appel de Jésus à l’unité, l'amour et la diffusion de sa Parole, nous cherchons à vivre dans un monde défini par les notions de Communion… de Communauté… et de Shalom… mais nous savons que ce n'est pas notre réalité actuelle. Notre dilemme actuel Nos nouvelles quotidiennes regorgent d'histoires de conflits mondiaux en cours - de guerres et de leurs affreuses conséquences - d'atrocités - d'injustices perpétrées par des pays et des tribus contre d'autres avec lesquels ils ne sont pas d'accord ou qu'ils dédaignent. Aucune nation ni aucun peuple n'échappe à cette réalité. Pour ceux d'entre nous qui sont chrétiens, cette condition n'est pas une surprise. Nous savons que notre monde souffre, que les choses ne sont pas comme elles sont censées être - et nous comprenons que d'un point de vue biblique cela est le résultat d'une séparation d'avec Dieu - le résultat de notre péché. Dans le passage biblique ci-dessus, dans Romains 8, l'apôtre Paul a reconnu cette réalité il y a près de 2000 ans. Malgré nos meilleures intentions, malgré notre désir de Communion, de Communauté et de Shalom , une telle harmonie a été difficile à atteindre et semble parfois impossible. Le mot hébreu « Shalom » est compris comme englobant… la paix, la sécurité, la prospérité, le bien-être ; intégrité et plénitude. Il a également des éléments positifs mutuels et communautaires concernant la sécurité, la sûreté, les sentiments de satisfaction, le bien-être et le contentement. À quel point notre monde s'est-il éloigné de cet idéal ! Communion, communauté et Shalom dans notre monde Dans toute la Bible, chaque fois que nous voyons des aperçus du Shalom de Dieu, ceux-ci sont généralement attestés par son peuple vivant en communauté - par divers groupes acceptant de se réunir dans une relation profonde qui honore la personne et l'œuvre de Dieu. Dans le Nouveau Testament, Actes 2 documente la venue du Saint-Esprit parmi un rassemblement de disciples du Christ à la Pentecôte. La puissance du Saint-Esprit a été déversée sur des personnes de nombreuses nationalités et langues différentes, et il y eut une communion avec Dieu, une communauté holistique des uns avec les autres et un sentiment de shalom parmi la plupart. C'est le désir de Dieu pour nous tous – que nous vivions dans la réalité de cette communion, de cette communauté et du shalom. Mais cette atmosphère d'harmonie est-elle possible pour nous au 21ème siècle ? Je crois que oui, et cela doit commencer par l'église. Nous, qui sommes les bénéficiaires de la mort désintéressée du Christ sur la croix, sa résurrection, et qui sommes tous les bénéficiaires de la puissance du Saint-Esprit, selon les promesses du Christ, devons montrer la voie dans la démonstration d'une telle condition biblique de shalom. Mes dernières semaines Il y a quelques semaines, le dimanche de la Transfiguration (19 février, selon le calendrier liturgique), j'ai prêché un sermon intitulé Dieu nous transforme - reflétant le fait que le Saint-Esprit a été visible à travers les âges, œuvrant à nous transformer tous en ce peuple que Dieu veut que nous soyons. La présence de l'Esprit peut être vue sur le visage rayonnant de Moïse lorsqu'il reçut les tables de la loi (Exode 34:29), le visage et les vêtements de Jésus brillants comme l'éclair lors de la Transfiguration (Matthieu 17:1-3), et les "langues de feu' sur la tête des croyants à la Pentecôte (Actes 2 :3-4). C'est le même esprit qui nous habite tous. Par conséquent, nous sommes sans excuse… En effet, les perfections invisibles de Dieu, sa puissance éternelle et sa divinité, se voient depuis la création du monde, elles se comprennent par ce qu’il a fait. Ils sont donc inexcusables. (Romains 1:20 –traduction Segond 21) Il y a aussi eu de nombreux martyrs récents qui ont vécu dans l'espérance de la réalité du shalom du Christ, et de qui nous pouvons apprendre, et pour la vie desquels nous rendons grâce. Beaucoup de ces noms me sont venus à l'esprit au cours du mois dernier alors que nous célébrions le mois de l'histoire des Noirs aux États-Unis. Nous rendons grâce pour le révérend Dr. Martin Luther King Jr. [1], et beaucoup d'autres qui ont décidé de vivre dans la réalité du shalom de Dieu, même en présence de l'absence matérielle d'un tel shalom. Face à tous les obstacles, Dieu prévaudra toujours - il est… — le Dieu qui donne la vie aux morts et appelle à l'existence des choses qui n'étaient pas. ( Romains 4:17 - traduction Segond 21) J'ai fait l'expérience de ce « déjà mais pas encore » de notre monde lors de la retraite de prière de la Christian Reformed Church il y a quelques semaines. Alors que les dirigeants et les pasteurs de nombreuses nations, races et cultures ont interrompu notre ministère et nos horaires d'affaires pendant deux jours pour nous tourner vers Dieu dans la prière, nous avons eu un aperçu de la bénédiction du shalom du Christ. C'est également pendant ce temps-là que nous avons pris connaissance d'une série de réveils qui se déroulaient sur les campus universitaires à travers le pays [2], et pour tout cela, nous rendons grâce à Dieu. Au milieu de notre désordre et de nos troubles, Dieu nous laisse entrevoir sa fidélité et sa gloire. Le reste du récit Alors ne perdons pas espoir, Dieu est toujours sur le trône, le Christ est toujours ressuscité, et le Saint-Esprit vit toujours en chacun de nous, si nous sommes chrétiens. L'église doit ouvrir la voie en démontrant la présence du shalom même dans le désordre des guerres, de l'inimitié et des conflits. Et si nous le faisons, Dieu prouvera sa puissance et sa présence… Voilà pourquoi nous ne perdons pas courage. Et même si notre être extérieur se détruit, notre être intérieur se renouvelle de jour en jour. En effet, nos légères difficultés du moment présent produisent pour nous, au-delà de toute mesure, un poids éternel de gloire. Ainsi nous regardons non pas à ce qui est visible, mais à ce qui est invisible, car les réalités visibles sont passagères et les invisibles sont éternelles. ( 2 Corinthiens 4:16-18 – traduction Segond 21) Notre réponse - Louange et adoration Comme je l'ai écrit dans ma réflexion de Noël, je crois qu'au milieu de notre douleur, alors même que nous vivons dans la réalité du conflit, nous sommes appelés à adorer et à louer Dieu. Pourquoi? Parce que nous, l'Église, si nous sommes obéissants, devons refléter l'espérance du Christ… ainsi, nous prions… mais nous prions en sachant que nous prions un Dieu d'espérance sans limites. Prières pour le monde Tout en tenat comptre de tout ceci … prions pour qu'en tout, en toutes circonstances, nous développions la capacité de nous voir mutuellement comme enfant de Dieu – créé à l'image de Dieu. Et nous continuons à prier pour :
De plus, continuons à prier pour les gouvernements (en particulier dans la région de CANAAC) alors qu'ils cherchent à discerner les actions appropriées à prendre dans notre monde polarisé… Shalom est possible, et l'église doit montrer la voie… chacun de nous s'engageant à nouveau dans ce but « Dieu fait de la place dans mon cœur pour la compassion : la prise de conscience que là où commence ma vie, c'est là que commence votre vie ; la conscience que la sensibilité à tes besoins ne peut être séparée de la sensibilité à mes besoins ; la conscience que les joies de mon cœur ne sont jamais les miennes seules, pas plus que mes peines. Je lutte contre l'œuvre de Dieu dans mon cœur ; Je veux qu'on me laisse tranquille. Je veux que mes limites restent fixes, que je puisse me reposer. Mais même maintenant, alors que je me tourne vers lui dans le calme, son œuvre est toujours la même. Dieu est à l'œuvre pour élargir les limites de mon cœur... » ( Méditations du cœur de Howard Thurman) Je termine cette réflexion comme je l'ai fait à Noël, en reconnaissant que chaque conflit majeur auquel notre monde est confronté a commencé à cause de la présupposition pécheresse adoptée par certains selon laquelle leur peuple - tribu, race, pays ou nationalité - est supérieur à ceux auxquels ils veulent imposer leur volonté, qu’ils veulent dominer ou subjuguer. Si tous ceux qui prétendent être un enfant de Dieu agissaient en conséquence et traitaient les autres comme si nous étions également enfants de Dieu, peut-être que la guérison pourrait commencer. Restons donc en prière pour tous les maux du monde. Priez pour les besoins de ceux de la région de CANAAC. Puissions-nous, en tant qu'église, donner au monde l’exemple, montrant l'espérance qui ne vient que des prémisses de Jésus-Christ – qu'il en soit ainsi « que le monde sache » (Jean 17:21) que nous sommes ses enfants. Colin P. Watson Sr. Co-Modérateur, Comité directeur de CANAAC Directeur exécutif émérite – Christian Reformed Church in North America (CRCNA) [1]Le dernier discours du Dr King à Memphis, Tennessee, États-Unis (avril 1968) incluait les mots… « En tant que peuple, nous arriverons à la terre promise… » [2]Initialement commencé à l'Université Asbury, Wilmore, Kentucky, États-Unis - 8 février 2023. We know that the whole creation has been groaning as in the pains of childbirth right up to the present time. —Romans 8:22-25
WCRC and CANAAC The vision and directions document of the Caribbean and North American Area Council (CANAAC) of the World Communion of Reformed Churches (WCRC) states that we are committed to mutual engagement of denominational leaders and members across the Caribbean and North American region with a view towards mutual growth, encouragement, and living as examples of the fruit of Jesus’ commands for us in his Word. This statement is in line with the WCRC vision which includes a call to communion and a commitment to justice. We do this work, and engage in relationships, as a demonstration to the world of what is possible when we believe and act on the love of Christ. With this in mind, and in accordance with Jesus’ commands to unity, love, and the spreading of his Word, we seek to live in a world circumscribed by Communion… Community… and Shalom… but we know, this is not our present reality. Our ongoing dilemma Our daily news is replete with stories of ongoing worldwide conflict – of wars and their ugly consequences – of atrocities – of injustices perpetrated by countries and tribes against others with whom they disagree or hold in disdain. No nation or people is exempt from this reality. For those of us who are Christians, this condition is not a surprise. We know that our world is in pain, things are not the way they are supposed to be – and we understand that this, from a biblical perspective, is a result of a separation from God – a result of our sin. In the passage above in Romans 8, the Apostle Paul acknowledged this reality almost 2000 years ago. In spite of our best intentions, in spite of our longing for Communion, Community, and Shalom — such harmony has been elusive, and at times, seems impossible. The Hebrew word ‘Shalom’ is understood as encompassing … peace, safety, prosperity, well-being; intactness and wholeness. It also has mutual and communal positive elements regarding security, safety, feelings of satisfaction, well-being, and contentment. How far has our world drifted from this ideal! Communion, Community, and Shalom in Our World Throughout the Bible, whenever we see glimpses of God’s shalom, these are usually evidenced by his people living in community – by various groups agreeing to come together in a deep relationship which honors the person and the work of God. In the New Testament, Acts 2 documents the coming of the Holy Spirit among a gathering of Christ followers at Pentecost. The power of the Holy Spirit was poured out on people from numerous tribes and languages, and there was communion with God, holistic community with each other, and a sense of shalom among the many. This is God’s desire for all of us – that we live in the reality of this communion, community, and shalom. But is this atmosphere of harmony possible for us in the 21st century? I believe it is, and it must begin with the church. We, who are the beneficiaries of Christ’s selfless death on the cross, his resurrection, and who are all recipients of the power of the Holy Spirit, according to Christ’s promises, must lead the way in the demonstration of such a biblical condition of shalom. My recent weeks A few weeks ago, on Transfiguration Sunday (19 February, according to the Liturgical calendar) I preached a sermon called God is Transforming Us – reflecting on the fact that the Holy Spirit has been visible throughout the ages working to change all of us into the people God wants us to be. The Spirit’s presence can be seen from Moses’ radiant face when he received the tablets of the law (Exodus 34:29), Jesus' face and garments shining like lightning at the Transfiguration (Matthew 17:1-3), and the ‘tongues of fire’ present over the believers’ heads at Pentecost (Acts 2:3-4). This is the same spirit who indwells us all. Therefore, we are without excuse… For since the creation of the world, God's invisible qualities—his eternal power and divine nature—have been clearly seen, being understood from what has been made, so that people are without excuse. (Romans 1:20) There have also been many recent martyrs who have lived in the hope of the reality of Christ’s shalom, and from whom we can learn, and for whose lives we give thanks. Many of these names came to mind over the last month as we celebrated Black History Month in the United States. We give thanks for the Rev. Dr. Martin Luther King Jr.[1], and many others who decided to live in the reality of God’s shalom, even in the presence of the material absence of such shalom. In the face of all odds, God will always prevail – he is… —the God who gives life to the dead and calls into being things that were not. (Romans 4:17) I experienced this ‘already but not yet’ condition of our world at the prayer retreat of the Christian Reformed Church a few weeks ago. As church leaders and pastors from many nations, races, and cultures paused our ministry and business schedules for two days to come to God in prayer, we experienced a glimpse of the blessing of the shalom of Christ. It was also during this time that we became aware of a series of revivals taking place on college campuses around the country[2], and for all of this we give God thanks. In the midst of our chaos and turmoil, God gives glimpses of his faithfulness and glory. The rest of the narrative So let us not lose hope, God is still on the throne, Christ is still resurrected, and the Holy Spirit still lives in each one of us if we are Christians. The church must lead the way by demonstrating the presence of shalom even amongst the chaos of wars, enmity and strife. And if we do this, God will demonstrate his power and presence… Therefore we do not lose heart. Though outwardly we are wasting away, yet inwardly we are being renewed day by day. For our light and momentary troubles are achieving for us an eternal glory that far outweighs them all. So we fix our eyes not on what is seen, but on what is unseen, since what is seen is temporary, but what is unseen is eternal. (2 Corinthians 4:16-18) Our Response – Praise and Worship As I wrote in my Christmas reflection in this medium, I believe that in the midst of our pain, even as we live in the reality of conflict, we are called to worship and to praise God. Why? Because we, the Church, if we are obedient, must reflect Christ’s hope… so, we pray… but we pray knowing that we pray to a God of boundless hope. Prayers for the World With the above in mind… let's pray that in everything, in every circumstance, we develop the ability to see each other as a child of God – made in the image of God. And we continue to pray for:
In addition, let us continue to pray for governments (especially in the CANAAC region) as they seek to discern the proper actions to take in our polarized world… Shalom is possible, and the church must lead the way… with each of us recommitting to this goal “God is making room in my heart for compassion: the awareness that where my life begins is where your life begins; the awareness that the sensitiveness to your needs cannot be separated from the sensitiveness to my needs; the awareness that joys of my heart are never mine alone-nor are my sorrows. I struggle against the work of God in my heart; I want to be let alone. I want my boundaries to remain fixed, that I may be at rest. But even now, as I turn to Him in the quietness, His work is ever the same. God is at work enlarging the boundaries of my heart...” (Meditations of the Heart by Howard Thurman) I close this reflection as I did at Christmas, recognizing that every major conflict that faces our world was begun because of the sinful premise held by some that their people – tribe, race, country, or nationality – are superior to those upon whom they wish to impose their will, dominate, or subjugate. If everyone who claims to be a child of God acted accordingly, and treated each other as if we are equally children of God, maybe healing could begin. So let us remain in prayer for all of the ills of the world. Pray for the needs of those in the CANAAC region. May we, the church, lead the world in demonstrating the hope that comes only from the premises of Jesus Christ – may it be so ‘that the world may know’ (John 17:21) that we are his children. Colin P. Watson Sr. Co-Moderator, CANAAC Steering Committee Executive Director Emeritus – Christian Reformed Church in North America (CRCNA) [1] Dr. King’s last speech in Memphis, Tennessee, USA (April 1968) included the words… “We as a people will get to the promised land…” [2] Initially begun at Asbury University, Wilmore, Kentucky, USA – February 8, 2023. “Is not this the fast that I choose: to loose the bonds of injustice, to undo the thongs of the yoke, to let the oppressed go free, and to break every yoke? Is it not to share your bread with the hungry, and bring the homeless poor into your house; when you see the naked, to cover them, and not to hide yourself from your own kin?” —Isaiah 58:6-7 (NRSV)
I was raised in a church of the Reformed tradition that did not observe Lent. In my tradition, in the appropriate calendar month we commemorated Good Friday, remembering the events of Jesus’ suffering and death, and Easter, when we joyfully sang “Up from the grave he arose…” But as an ordained Minister of Word and Sacrament, I embraced the themes and practices of Lent, emphasizing anew just how far God would go to reach out to God’s beloved, yet sinful, creation through the suffering, death, and resurrection of Jesus Christ. There is, however, one Lenten practice I find difficult to embrace, and that is fasting. Among some Christians, fasting primarily involves giving up something that is dear to them, like chocolate or social media. These practices are essentially merely personal. Should not Lent be something more, something deeper, something that truly costs us something? This is why the words of Isaiah 58 seem much closer to the spiritual practice of Lent. “Is not this the fast I choose: to loose the bonds of injustice, to undo the thongs of the yoke, to let the oppressed go free…” In the previous verses there is a contrast between true and false worship. The people in exile ask God, “‘Why do we fast, but you do not see? Why humble ourselves, but you do not notice?’” God answers: “Look, you serve your own interest on your fast day, and oppress all your workers. Look, you fast only to quarrel and to fight and to strike with a wicked fist. Such fasting as you do today will not make your voice heard on high…” Fasting in Isaiah is not to be merely giving up something, unless it is hate, bigotry, oppression, and division. It is instead to be mobilized to loving action toward the neighbor. It is to move our focus from ourselves and toward those in need. In Luke 10 Jesus says something similar. There, an expert in the law stood up to test Jesus, and Jesus emphasizes the commandment to “love your neighbor as yourself.” But the law expert wanted to justify himself, so he asks, “And who is my neighbor?” After telling the parable of the Good Samaritan, Jesus asks, “‘Which…was a neighbor to the man who fell into the hands of robbers?’ The expert in the law replied, ‘The one who had mercy on him.’ Jesus told him, ‘Go and do likewise.’” I deeply appreciate these words from Pope Francis regarding fasting: “Fast from hurting words and say kind words. Fast from sadness and be filled with gratitude. Fast from anger and be filled with patience. Fast from pessimism and be filled with hope. Fast from worries and have trust in God. Fast from complaints; contemplate simplicity. Fast from pressures and be prayerful. Fast from bitterness; fill your hearts with joy. Fast from selfishness and be compassionate. Fast from grudges and be reconciled. Fast from words; be silent and listen.” Of course, the words from Isaiah 58 and Luke 10 are not simply words for a Lenten practice. Rather, they well describe the mission and work of the people of God in every age. They are also integral to the self-understanding of the World Communion of Reformed Churches, found in its simple focus statement: “Called to communion, committed to justice.” In our regional expression of the WCRC, the member churches of the Caribbean and North American Area Council are situated in spaces where there is much communion to be celebrated, but also much justice work to be done. Economic, ecological, gender, and racial injustices abound in our midst. To be sure, there is an important emphasis toward solidarity and communal theological understanding in our work together. But, like a Lenten practice of fasting, being in communion must lead us out into the work of justice. These words from Walter Brueggemann say it well: “The prophetic tasks of the church are to tell the truth in a society that lives in illusion, grieve in a society that practices denial, and express hope in a society that lives in despair.” And may the God of life lead us forward in the tasks of justice as Lent is followed by the Easter shout of joy: “The Lord is risen! He is risen indeed! Alleluia!” —Lisa Vander Wal WCRC Vice President Reformed Church in America “El ayuno que he escogido,
¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura? ¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no dejar de lado a tus semejantes?” —Isaías 58:6-7 (NVI) Crecí en una iglesia de tradición reformada que no observaba la Cuaresma. En mi tradición, en el mes correspondiente conmemorábamos el Viernes Santo, recordando los acontecimientos relacionados al sufrimiento y a la muerte de Jesús, y la Pascua, cuando cantábamos con alegría "Cristo la tumba venció…”. Pero como ministra ordenada de la Palabra y los sacramento, abracé las temáticas y las prácticas de la Cuaresma, poniendo un nuevo énfasis en hasta qué punto llegó Dios para alcanzar a su amada, aunque pecadora, creación a través del sufrimiento, de la muerte y de la resurrección de Jesucristo. No obstante, hay una práctica cuaresmal que me resulta difícil aceptar: el ayuno. Entre algunas personas cristianas, el ayuno implica principalmente renunciar a algo que les es querido, como el chocolate o las redes sociales. Estas prácticas son, sobre todo, asuntos meramente personales. ¿No debería ser la Cuaresma algo más que eso, algo más profundo, algo que verdaderamente nos cueste algo? Por eso las palabras de Isaías 58 parecen mucho más cercanas a la práctica espiritual de la Cuaresma. “El ayuno que es escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos…?" En los versículos anteriores hay un contraste entre el culto verdadero y el falso. En el exilio, el pueblo le pregunta a Dios: "'¿Para qué ayunamos, si no lo tomas en cuenta? ¿Para qué nos afligimos, si tú no lo notas?". Y Dios les responde: "…el día en que ustedes ayunan, hacen negocios y explotan a sus obreros. Ustedes solo ayunan para pelear y reñir, y darse puñetazos a mansalva. Si quieren que el cielo atienda sus ruegos, ¡ayunen, pero no como ahora lo hacen...". El ayuno, en Isaías, no implica apenas la renuncia a algo, a menos que sea al odio, la intolerancia, la opresión y la división. Por el contrario, se trata de movilizarnos para actuar con amor hacia nuestros semejantes. Es que dejemos de ser el centro de atención y dirijamos la atención hacia las personas necesitadas. En Lucas 10, Jesús dice algo parecido. Allí, un experto en la ley quiso poner a prueba a Jesús, y Jesús enfatiza el mandamiento de "ama a tu prójimo como a ti mismo". Pero el experto en la ley quería justificarse, así que pregunta: "¿Y quién es mi prójimo?". Después de contar la parábola del buen samaritano, Jesús pregunta: "'¿Quién... demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?'. ‘El que se compadeció de él, contestó el experto en la ley. ‘Anda entonces y haz tú lo mismo’, concluyó Jesús". Valoro profundamente estas palabras del Papa Francisco sobre el ayuno: " Ayuna de las palabras hirientes y di palabras amables. Ayuna de la tristeza y llénate de gratitud. Ayuna de la ira y llénate de paciencia. Ayuna del pesimismo y llénate de esperanza. Ayuna de las preocupaciones y confía en Dios. Ayuna de las quejas y contempla la sencillez. Ayune de las presiones y sea piadoso. Ayune de la amargura y llene su corazón de alegría. Ayune del egoísmo y sea compasivo con los demás. Ayuna de los rencores y reconcíliate. Ayuna de las palabras y guarda silencio para poder escuchar. ". Por supuesto, las palabras de Isaías 58 y de Lucas 10 no son simplemente palabras para una práctica cuaresmal. Más bien, describen bien la misión y la tarea del pueblo de Dios en cada época. También son parte integral de la autocomprensión de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, que se encuentra en su simple declaración de principios: "Una comunión llamada a la comunión, comprometida con la justicia". En nuestra expresión regional de la CMIR, las iglesias miembros del Concilio de Área del Caribe y de América del Norte están situadas en espacios donde hay mucha comunión por celebrar, pero también mucho tarea por realizar en términos de justicia. Las injusticias económicas, ecológicas, raciales y de género abundan en nuestro medio. Sin duda, hay un énfasis importante hacia la solidaridad y hacia la comprensión teológica comunitaria en nuestra tarea conjunta. Pero, al igual que la práctica cuaresmal del ayuno, estar en comunión debe llevarnos a trabajar por la justicia. Estas palabras de Walter Brueggemann lo dicen bien: "Las acciones proféticas de la Iglesia son: decir la verdad en una sociedad que vive en la ilusión, lamentarse en una sociedad que practica la negación y compartir la esperanza en una sociedad que vive en la desesperación". Y que el Dios de la vida nos guíe hacia adelante en nuestros compromisos hacia la justicia por cuanto a la Cuaresma le sigue el grito jubiloso de la Pascua: "¡El Señor ha resucitado! ¡Ciertamente ha resucitado! ¡Aleluya!" —Lisa Vander Wal Vicepresidenta de la CMIR Iglesia Reformada de América del Norte « Voici le genre de jeûne que je préconise : détacher les chaînes dues à la méchanceté, dénouer les liens de l’esclavage, renvoyer libres ceux qu’on maltraite. Mettez fin aux contraintes de toute sorte ! Partage ton pain avec celui qui a faim et fais entrer chez toi les pauvres sans foyer ! Quand tu vois un homme nu, couvre-le ! Ne cherche pas à éviter celui qui est fait de la même chair que toi ! —Ésaïe 58:6-7 ( traduction Segond 21)
J'ai été élevé dans une église de tradition réformée qui n'observait pas le Carême. Dans ma tradition, au moment donné de l’année, nous avons commémoré le Vendredi Saint, en nous souvenant des événements de la souffrance et de la mort de Jésus, et Pâques, lorsque nous avons joyeusement chanté « De la tombe, il est ressuscité… » Mais en tant que ministre ordonné de la Parole et des Sacrements, J'ai adopté les thèmes et les pratiques du Carême, soulignant à nouveau jusqu'où Dieu irait pour atteindre la création bien-aimée de Dieu, mais pécheresse, à travers la souffrance, la mort et la résurrection de Jésus-Christ. Il y a, cependant, une pratique du Carême que je trouve difficile à embrasser, et c'est le jeûne. Chez certains chrétiens, le jeûne consiste principalement à renoncer à quelque chose qui leur est cher, comme le chocolat ou les réseaux sociaux. Ces pratiques sont essentiellement personnelles. Le Carême ne devrait-il pas être quelque chose de plus, quelque chose de plus profond, quelque chose qui nous coûte vraiment quelque chose ? C'est pourquoi les paroles d'Isaïe 58 semblent beaucoup plus proches de la pratique spirituelle du Carême. « Voici le genre de jeûne que je préconise : détacher les chaînes dues à la méchanceté, dénouer les liens de l’esclavage, renvoyer libres ceux qu’on maltraite … » Dans les versets précédents, il y a un contraste entre le vrai et le faux culte. Les exilés demandent à Dieu : « À quoi nous sert-il de jeûner, si tu ne le vois pas, de nous humilier, si tu n’y fais pas attention ?» Dieu répond : «C’est que, le jour où vous jeûnez, vous accomplissez vos propres désirs et traitez durement tous vos ouvriers. 4 Votre jeûne débouche sur des procès et des disputes, sur de méchants coups de poing. Vous ne jeûnez pas, comme vous le faites aujourd’hui, de manière à faire entendre votre voix là-haut.… » Le jeûne dans Ésaïe ne consiste pas simplement à abandonner quelque chose, à moins que ce ne soit la haine, le sectarisme, l'oppression et la division. Il s'agit plutôt d'être mobilisé dans l'action d'amour envers le prochain. Il s'agit de déplacer notre attention de nous-mêmes vers ceux qui en ont besoin. Dans Luc 10, Jésus dit quelque chose de similaire. Là, un expert de la loi s'est levé pour tester Jésus, et Jésus insiste sur le commandement « d'aimer ton prochain comme toi-même ». Mais le juriste a voulu se justifier, alors il demande : « Et qui est mon prochain? Après avoir raconté la parabole du Bon Samaritain, Jésus demande : « 'Qui… était le prochain de l'homme qui est tombé entre les mains des brigands ?' L'expert en droit a répondu: 'Celui qui a eu pitié de lui.' Jésus lui a dit: 'Va et fais de même.'” J'apprécie profondément ces paroles du pape François concernant le jeûne : « Jeûnez des mots blessants et dites des mots gentils. Jeûnez de tristesse et soyez rempli de gratitude. Jeûnez de colère et soyez rempli de patience. Jeûnez du pessimisme et soyez rempli d'espoir. Jeûnez des soucis et ayez confiance en Dieu. Jeunez de vos complaintes, envisagez la simplicité. Jeûnez des pressions et priez. Jeûnez de l'amertume; remplissez vos coeurs de joie. Jeûnez de l'égoïsme et soyez compatissant. Jeûnez des rancunes et réconciliez-vous. Jeûnez des mots; taisez-vous et écoutez. » Bien sûr, les mots d'Isaïe 58 et de Luc 10 ne sont pas simplement des mots pour une pratique de Carême. Au contraire, ils décrivent bien la mission et l'œuvre du peuple de Dieu à chaque époque. Ils font également partie intégrante de l'auto-compréhension de la Communion mondiale d'Églises réformées (CMER), que l'on retrouve dans sa simple déclaration centrale : « Appelés à la communion, engagés pour la justice ». Dans notre expression régionale de la CMER, les Églises membres du Conseil régional des Caraïbes et de l'Amérique du Nord sont situées dans des espaces où il y a beaucoup de communion à célébrer, mais aussi beaucoup de travail de justice à faire. Les injustices économiques, écologiques, de genre et raciales abondent parmi nous. Certes, il y a un accent important sur la solidarité et la compréhension théologique communautaire dans notre travail ensemble. Mais, comme une pratique de jeûne de carême, être en communion doit nous conduire vers l'œuvre de justice. Ces mots de Walter Brueggemann le disent bien : « Les tâches prophétiques de l'Église sont de dire la vérité dans une société qui vit dans l'illusion, de pleurer dans une société qui pratique le déni et d'exprimer l'espoir dans une société qui vit dans le désespoir. Et que le Dieu de la vie nous conduise dans l’accomplissement de note devoir de justice tout comme le temps de Carême est suivi du cri de joie de Pâques : « Le Seigneur est ressuscité ! Il est vraiment ressuscité ! Alléluia!" —Lisa Vander Wal Vice-président de la CMER Église Réformée en Amérique |
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October 2024
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