Recientemente he pensado en el cambio. En marzo, mi esposa y yo celebramos la llegada de nuestro primer hijo. Como resultado, los patrones de sueño han sido alterados; las realidades de los viajes han tomado una nueva luz; y nuestros horarios, en particular, han visto cambios sísmicos. En los días es sólo mi hija y yo en casa, por ejemplo, es un buen día si encontré el tiempo de haber cepillado mis dientes al mediodía. Todo ha cambiado. La mayoría de las veces, cuando podemos elegir el cambio en nuestras vidas, nos resistimos a él. Pero a veces el cambio es un empuje sobre nosotros, y no tenemos otra opción que aceptarlo. En lugar de lamentarse en ese momento, pregunto ¿qué podríamos aprender si nos detenemos y miramos a su alrededor? Como mi vida ha cambiado con la adición de la paternidad a mi lista de responsabilidades y privilegios, he venido a ver que mi capacidad de amar ha crecido. No sabía que mi corazón podría ser afectado permanentemente por alguien tan pequeño. Tengo una visión diferente de lo que es más importante en mi vida y cuál es el mejor uso de mi tiempo. Entiendo mucho mejor las alegrías de la vida y la diferencia de la alegría con la felicidad; podría no ser feliz cuando mi hija está llorando, pero todavía es alegre sostener a ese niño llorando en mis brazos antes de que no sea posible. Si hubiera resistido estos cambios a mi personalidad, mi horario, y mi corazón, habría perdido tanto de esto. Pero al abrirme a estos cambios y permitirme ser moldeado por un mundo nuevo y en desarrollo, soy capaz de ser transformado en alguien que es más amoroso, más compasivo, y aún más alegre. Quizás el año pasado nos ha enseñado algo similar. Pienso que las lecciones de cambio que estoy aprendiendo también son útiles en la fe. A lo largo de la historia de la Biblia, Dios se mueve constantemente de diferentes maneras para que el pueblo de Dios pueda crecer en su capacidad de compartir y ser el amor, la justicia y la misericordia inmutable de Dios en este mundo. Cuando es rígido y cerrado al Espíritu de Dios que siempre se despliega, la gente pierde esto. Cuando están abiertos al cambio, la gente crece y el mundo está mejor. Cada día, ya sea con fe o como padre, he aprendido que debería estar abierto al cambio. Debería ser flexible. Debo permitirme a Dios que me sorprenda. Les animo a ustedes que hagan lo mismo. Todos tenemos muchas maneras en que podríamos necesitar alguna transformación. Todos tenemos mucho que aprender. Cada uno de nosotros también tiene mucho amor de Dios que dar. A veces, sin embargo, se necesita un pequeño cambio para cambiar a nuestros corazones a ese amor y a la capacidad de compartirlo con otros. Pero he descubierto que es un cambio que vale la pena aceptar. —Karl Heimbuck Iglesia Presbiteriana (EEUU) Miembro del Comité Directivo de la CANAAC
0 Comments
Leave a Reply. |
AutoresMiembros de la CANAAC. Archives
January 2023
Categories |