“Escuchen, mis queridos hermanos: ¿No ha escogido Dios a los que son pobres según el mundo para que sean ricos en la fe y hereden el reino que prometió a quienes lo aman?– Santiago 2:5 Usualmente interpretaba estas palabras de la siguiente manera: Dios ha dado la fe a las personas pobres como un regalo. Debido a que su vida es difícil y necesitan ayuda adicional para sobrellevar sus luchas, Dios le ha concedido una dosis adicional de fe a quienes más la necesitan. Dios les ha prometido que su vida sería mejor en el más allá. Como seminarista y como potencial pastor, podría ayudar a esas personas pobres compartiéndoles la fe. Sonaba amable, pero ahora me pregunto si no es algo equivocado. “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí” – Mateo 25:40 Concurrí al seminario en un tiempo en el cual la “iglesia misional” y el “reino de Dios” eran frases populares en los debates teológicos sobre la iglesia. Estas palabras de Jesús fueron mis favoritas, al igual que para mis compañeros y compañeras de clase. Debatimos si los "miembros de mi familia" se limitaban o no a quienes se llamaban a sí mismas personas cristianas, pero nunca debatimos el rol de "los más pequeños". Siempre estuvieron ahí para ser servidos, pero ahora me pregunto si no son la fuente de mi salvación. A medida que descubro la forma en que personas cristianas que colonizaron un mundo nuevo para ellas, identificaron a quienes conocieron como no religiosos o subhumanos, mientras robaban tierras y destrozaban cuerpos, me pregunto cuánto de mi pensamiento estaba en ellas. ¿Era la fe un don que tenían que impartir a otra gente en lugar de un don que pudieran recibir de ella? ¿Eran "los más pequeños" quienes eran deficientes y necesitaban ser servidos en lugar de ser quienes podían impartir la salvación? Santiago, no solo reconoce que el don pertenece a las personas pobres sin que cuestiona el favoritismo mostrado hacia los ricos. Se muestra asombrado por la deferencia que se muestra a aquellos "con anillos de oro y ropa fina", aunque son "los ricos los que te oprimen" y "te arrastran a la corte". Asimismo, Jesús sabe que será más fácil para un camello pasar por el ojo de la aguja que para un rico entrar en el reino de Dios. Y, sin embargo, sabemos quiénes caminan por los pasillos del poder y quiénes se sientan en los lugares de privilegio. El teólogo latinoamericano Jon Sobrino consideró al mundo de las personas pobres como “una mediación de la verdad y del absoluto de Dios” y observa una “parcialidad de la revelación divina” entre los más pequeños. Carroll Watkins Ali escribió en Survival & Liberation: “La fe articulada en la tradición mujerista habla en términos de un Dios se identifica con los 'más pequeños', como un alguien que desde su divinidad comparte el sufrimiento y como un 'Dios que es capaz'”. Gustavo Gutiérrez se pregunta: “¿Cómo es eso? ¿Es posible decirles a las personas pobres, que se ven obligados a vivir en condiciones que encarnan una negación del amor, que Dios las ama?” Tal vez la iglesia no necesite decirle nada a las personas pobres. Quizás la iglesia necesite escuchar. ¿No es entonces la misión de la iglesia aprender de las personas pobres? ¿No es el reino de Dios revelado por "los más pequeños de estos que son miembros de mi familia" porque ellos saben mejor cómo alinear la tierra con el cielo? ¿No significa todo esto que las personas pobres no son deficientes, sino que poseen algo de Dios que nosotros y nosotras no? Mientras sigo preguntándome qué podría significar descolonizar la teología y la práctica reformadas, este es el tipo de preguntas que pasan por mi corazón y por mi mente. James W. Perkinson escribió en White Theology: Outing Supremacy in Modernity, “La superioridad cristiana reforzada por la supremacía metafísica fue reforzada por la de un calvinismo indeleble. En este tipo de 'economía de signos', la supremacía blanca logró su articulación ideológica más virulenta, como heredera de una esencia absoluta con destino absoluto ... una noción calvinista de predestinación que buscaba confirmaciones eternas en significaciones superficiales (como el éxito en los negocios o el color de la piel en términos de raza)". Aquellos de nosotros y de nosotras que hemos heredado esta tradición teológica tenemos la responsabilidad especial de reparar el daño causado en su nombre. Para decirlo con toda claridad, no se trata de servir a las personas pobres o incluso de empoderarlas para que lleguen a posiciones de liderazgo. Se trata de reconocer la riqueza que Dios ya le ha dado a las personas pobres y la forma en que Jesús se identifica con los más pequeños, y buscar recibir nuestra salvación de esas personas. Como escribe Joseph Drexler-Dreis en Decolonial Love, “Descolonizar es, por ende, un proyecto esencialmente diferente al de 'abrir' disciplinas particulares o al de 'diversificar' los sistemas de pensamiento occidentales; el objetivo de los proyectos de descolonización es trascender los sistemas de pensamiento occidentales. Esto requiere de una imaginación escatológica diferente. La descolonización, más que la inclusión, se convierte en el fin deseado". ¿Quiénes mejores para enseñarle al mundo una imaginación escatológica diferente que aquellas personas ricas en fe? —Peter TeWinkle Pastor Iglesia Reformada de la Sta. Cruz Islas Vírgenes norteamericanas Peter se encuentra cursando actualmente un Doctorado en Ministerio en la Escuela de Teología de Claremont y explorando lo que podría significar descolonizar la teología y la práctica reformadas
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January 2023
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